domingo, 20 de junio de 2010

La cura a la homosexualidad es imposible.

Para los que se quedan en las primeras lineas y antes de que nadie se me tire al cuello. La homosexualidad no se cura porque no es una enfermedad.

Leyendo este reportaje de El País, "Oraciones para dejar de ser gay" de Alejandra S. Inzunza me han venido a la cabeza tres de mis mejores amigos. Los tres son homosexuales. Los tres están entre los 25 y los 30 años. Los padres del primero no tienen idielogía política o religiosa definida y están divorciados. El segundo, sus padres están casados, son de ideología centro-izquierda. Y el tercero proviene de una familia tradicional católica y rural. Ninguno de ellos vive su homosexualidad como un problema o conflicto. No hay ninguna correlación demostrada entre orientación sexual y tipo de familia del sujeto.

En el reportaje, personas que se presentan como profesionales, y que no son más que unos charlatanes y unos acomplejados por sus propias carencias emocionales. No ejercen la psiquiatría ni la psicología, no hacen ciencia pues sus postulados y "tratamientos" (sic) no están respaldados por ninguna teoría seria, ni están comprobados empíricamente. En cuanto a Malena Mattos, que es desde luego el caso más sangrante, no tiene ninguna formación que se especifique en el reportaje, salvo haber renunciado a su posible homosexualidad, y con ello dice que practica la "teoterapia", una terapia basada en la biblia. Para que nos entendamos, es como si yo como psicólogo, establezco y utilizo la "quijoteterapia" basada en el famoso libro de Cervantes, tiene la misma validez científica. O un médico por el hecho de tener una titulación recetara agua bendíta como tratamiento a enfermedades (de la homeopatía que es básicamente esto no hablamos ahora) La homosexualidad es una orientación sexual, ni un problema ni una enfermedad. Pueden haber homosexuales que estén enfermos pero la homosexualidad no es una efecto de esta enfermedad. Pueden no aceptarse así mismos como cualquier hijo de vecino, como yo o tu podemos no aceptarnos por ser bajitos, o gordos o calvos. Eso si se puede tratar, incluso personas con confusión de orientación se pueden tratar, siempre sin influir hacia un lado u otro. No es la homosexualidad la enfermedad, sino la confusión, la falta de aceptación o la autoestima. Y eso es casi siempre producto exógeno del individuo.

A estas personas no les deberían permitir ejercer, y mucho menos escudandose en sus titulaciones. En un mundo un poco más serio y menos sometido a presiones económico-políticas ajenas al mundo científico, estas personas estarían denunciadas e inhabilitadas. Y es más, muchas de ellas estarían juzgadas y condenadas no solo por daños y perjuicios, muchos de ellos irreparables para quienes han seguido estas terápidas como SI se ha demostrado científicamente: ansiedad, obsesiones, inseguridades, conflictos para relacionarse, depresión, y en muchos casos tendencias suicidas que terminan materializándose en intentos de suicidio muchos de ellos tristemente culminados. Deberían tener responsabilidad civil y penal sobre estas muertes, y debería hacerse una investigación seria, científica y rigurosa de estos suicidios, porque me temo, son homicidios invisibles.

De la web de Fet "Las Crónicas de Putada Ville" me llega la historia de Turing en forma de cartel. Turing fue el creador de "Enigma" la máquina que consiguió romper las claves secretas del ejercito Nazi propiciando la victoria aliada. Turing era homosexual, y debido a diferentes "terapias" (inyección de hormonas, castración química, etc.) para "curar su homosexualidad, acabó deprimido, aislado y suicidándose, en 1954, sin haber sido reconocido en vida por su imprescindible ayuda en la victoria sobre Hitler, porque era homosexual.

2 comentarios:

  1. Espinoso tema (el de prohibir determinados modelos de negocio). Las pseudociencias no están prohibidas, y la más exagerada de todas está financiada por el estado -me refiero a la religión- y muy arraigada entre el vulgo. Me temo que si alguien quiere pagar porque le estafen a sabiendas está en su derecho.

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  2. No es que se prohíban, si no que se regulen y que no puedan prescribirse como parte de un tratamiento psicológico, psiquiátrico o médico. No es terapia, igual que si un fisioterapeuta se dedicara a hacer "terapia" lanzando cantos de punta a la espalda desde 6 metros de altura, si alguien quiere pagar está en su derecho, pero no es fisioterapia y no puede venderse como tal. El problema por tanto no es que alguien sea estafado a sabiendas, sino que sea estafado con un engaño, el de pensar que porque alguien tenga un título está ejerciendo esa titulación.

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